El viernes, mientras mis estudiantes de Negocios, Finanzas y Derecho dedicaban su esfuerzo a ensayos y exámenes, recordé una verdad profunda: la vida, al igual que el aula, está llena de pruebas. Estos desafíos no son solo académicos, sino oportunidades para crecer en amor y carácter.
En 1 Juan 3:18, se nos llama a ir más allá de las palabras: "No amemos de palabra ni de lengua, sino con hechos y de verdad." Este versículo nos recuerda que el amor no se mide por lo que decimos, sino por lo que hacemos, especialmente cuando la vida nos pone a prueba.
Ya sea equilibrando cuentas, debatiendo dilemas legales y éticos, o reflexionando sobre desafíos del mundo real, nuestros estudiantes están aprendiendo que el éxito en la vida requiere más que conocimiento. Exige integridad, perseverancia y un compromiso de servir a los demás con humildad y amor.
Que enfrentemos nuestras pruebas diarias—en la escuela, el trabajo o las relaciones—no como obstáculos, sino como invitaciones a vivir el amor con acciones y en la verdad. Así, no solo crecemos como personas, sino que también construimos un mundo basado en la compasión y la justicia.
¡Sigan esforzándose, estudiantes de Cathedral! Cada prueba es un paso hacia lo que estamos llamados a ser.
¡Arriba CHS!
Sr. Doyle
Friday, as my students in Business, Finance, and Law poured their efforts into essays and tests, I was reminded of a profound truth: life, like the classroom, is filled with tests. These challenges are not just academic—they are opportunities to grow in love and character.
In 1 John 3:18, we are called to go beyond words: "Let us not love in word or in tongue, but in deed and in truth." This verse reminds us that love is not measured by what we say but by what we do, especially when life tests us.
Whether balancing ledgers, debating legal and ethical dilemmas, or reflecting on real-world challenges, our students are learning that success in life requires more than knowledge. It calls for integrity, perseverance, and a commitment to serve others with humility and love.
May we all approach our daily "tests"—in school, work, or relationships—not as obstacles but as invitations to live out love in action and truth. In doing so, we not only grow ourselves but also build a world rooted in compassion and justice.
Keep striving, Cathedralites! Every test is a step toward becoming who we are called to be.